Introducing Fred
Fred era el más pequeño de una camada de cachorros pekingeses. Llegó 😆 a la casa de mis padres con su hermana mucho más glamorosa, Lottie. Eran tan pequeños que sus colas aún 😆 no se habían abultado y eran como pequeños dedos que sobresalían. Tenía alrededor de seis años en ese momento y 😆 me encantó la blancura de las patas de Lottie.
La Personalidad de Fred
Fred parecía estar enfrentando una fuerte brisa, su pequeña 😆 cara expresaba una ira permanente. Tenía miedo a los ruidos fuertes, lo cual, considerando que vivíamos en la trayectoria de 😆 vuelo del aeropuerto de Farnborough, no era ideal. Cuando pasaba un avión, entraba en convulsiones y se aplastaba contra el 😆 suelo (lo cual no era muy lejos, considerando lo cortos que eran sus piernas, por lo que el efecto no 😆 era tan dramático como quizás él hubiera deseado).
El Encuentro de los Padres de Fred
Mis padres se conocieron por su amor 😆 compartido por los pekes. Aunque actualmente están completamente desfasados, los perros falderos tenían cierta clase en la década de 1950. 😆 Mi padre era un redactor publicitario en una agencia de publicidad y solía llevar a su perro al trabajo. Mi 😆 madre (quien en ese momento era secretaria, más tarde escritora publicitaria) fue invitada a llevar una taza de té para 😆 el creativo y una taza de leche para su perro. Ella pensó que la idea era ridícula. Cuando llegó a 😆 su oficina, estaba el peke y allí estaba Roger, leyendo el Racing Post. Le pidió una sugerencia, la cual le 😆 dio encantada. Cuando el caballo ganó, le preguntó si saldría a almorzar. Entre los caballos y los ridículos perros, claramente 😆 estaban hechos el uno para el otro.
Fred: El Cachorro Enfermizo
A Fred no le gustaba comer y a menudo se enfermaba. 😆 Una de mis hermanas o yo pasábamos mucho tiempo dándole de comer su cena de una cucharada, a mano. Su 😆 ladrido era más como un pequeño estornudo de un bebé recién nacido. Tenía un hermoso pelaje rojo, por lo que 😆 se olvidaba lo pequeño que era hasta que lo bañabas, momento en el que una pequeña bola de pelusa se 😆 transformaba en algo más parecido a un hámster furioso.
Fred: El Gato Honorario
Mis padres llamaban a sus pekes "gatos honorarios" (ninguno 😆 de los dos les gustaban los gatos). Incluso cuando eran cachorros, nunca hacían nada tan vulgar como perseguir una pelota 😆 o un palo. Mi padre los llevaba a dar un paseo por la tarde y regresaba casi siempre sosteniendo a 😆 Fred bajo un brazo, como una cartera de piel.
El Sentido del Humor de Fred
Como muchos débiles, Fred tenía un gran 😆 sentido del humor. Desfilaba con su pequeñas piernas con una pluma en la boca, hasta que alguien se daba cuenta 😆 y hacía una gran